La hipertensión arterial, un asesino silencioso

La hipertensión arterial es una de esas enfermedades denominadas silenciosas puesto que se trata de una patología que no suele presentar síntomas pero que, sin embargo, es un factor de riesgo en las enfermedades cerebrovascular e isquémica del corazón. A estas alturas, es obvia la importancia de mantener unos hábitos de vida saludables para reducir el riesgo de convertirse en uno de los millones de enfermos crónicos que conviven con ella.

La hipertensión no se cura pero se controla es por eso que entre las mejores decisiones que podemos tomar para prevenirla se encuentra no fumar, evitar el alcohol, hacer ejercicio, ingerir menos sal y controlar el peso.

Estas acciones junto con los medicamentos prescritos,  pueden llegar a controlar la enfermedad de forma sustancial y evitar así sus consecuencias que pueden producir diversos daños en corazón, cerebro, riñones, vasos sanguíneos y ojos, entre otros órganos.

Como se ha mencionado, las dietas ricas en sal y bajas en potasio y calcio, el sedentarismo, el consumo de alcohol, tabaquismo y el estrés constituyen los principales factores de riesgo para sufrir de hipertensión, una enfermedad que se caracteriza por un aumento de la presión en el interior de los vasos sanguíneos. Lo que en algunos casos puede presentar síntomas confundibles con otras patologías como son dolor de cabeza constante, mareos, visión borrosa, náuseas, dolor de pecho y dificultad para respirar.

Es importante mantener unos hábitos saludables y medirse la tensión con frecuencia. Para esto se puede adquirir un tensiómetro en la farmacia o acudir asiduamente a la misma para que allí se la midan. Si el resultado es alto o fuera de lo normal es recomendable acudir al médico de cabecera para que decida el tratamiento a seguir.