24 de Mayo, Día Nacional de la Epilepsia

La Epilepsia es un funcionamiento anormal esporádico de un grupo de neuronas. Este mal funcionamiento causa ataques neurológicos intermitentes provocando convulsiones. El 24 de Mayo fue seleccionado para dar protagonismo a todas las personas que sufren esta enfermedad.

Que exista un día dedicado a las personas con epilepsia tiene como principal objetivo recordarle al tejido social que esta enfermedad existe, que sus pacientes lidian diariamente con diferentes hándicaps en su vida cotidiana, laboral y educativa. Ante esta problemática, la única solución es la inclusión, a la cual se accede con visibilidad y aceptación.

Que el 24 de mayo sea el día nacional de la epilepsia permite gritarle al mundo que la epilepsia existe, que es invisible en muchas ocasiones y que las personas que la padecen y sus familiares necesitan el apoyo de todos los sectores de la sociedad.

La enfermedad

La epilepsia es una enfermedad cerebral crónica generada por la descarga anormal y exagerada de impulsos eléctricos de algunas neuronas del sistema nervioso central, las células del cerebro, produciendo lo que se denomina una crisis epiléptica.

Las crisis epilépticas pueden durar desde unos segundos a minutos y dependiendo del tipo de epilepsia cursar con convulsiones, pérdidas de consciencia, espasmos musculares, desorientación, taquicardia y pérdida del control de esfínteres.

Se hace el diagnóstico de epilepsia cuando el paciente ha tenido al menos dos crisis espontáneas a lo largo de su vida. Por tanto, no toda descarga cerebral que produce convulsiones o pérdida de consciencia indica que una persona es epiléptica.

Causas

La base de la crisis epiléptica es un desequilibrio entre los mecanismos excitadores e inhibidores de las neuronas cerebrales, que provocan descargas incontroladas y exageradas de impulsos eléctricos del cerebro.

Las causas pueden ser diversas: alteraciones genéticas durante el desarrollo fetal, enfermedades congénitas (de nacimiento) con malformaciones cerebrales asociadas, daño cerebral durante el parto, enfermedades vasculares como el infarto cerebral, infecciones, tumores o traumatismos craneales generadores de daño agudo cerebral.

Otros factores desencadenantes pueden ser las intoxicaciones por drogas o alcohol, el estrés, o también responder a algún estímulo sensorial o sensitivo predisponente. No obstante, en muchas ocasiones (6 de cada 10 casos) no se descubre una causa concreta y se denominan epilepsias idiopáticas.

¿Cómo actuar ante un ataque?

Ante una crisis debe esperarse a que se pase, colocando al paciente boca abajo pero con la cabeza de lado para evitar que se muerda la lengua o se ahogue. Aflojarle la ropa de alrededor del cuello, asegurarse que tiene las vías aéreas libres (si estaba comiendo sacarle la comida) y colocarle ropa o algo blando a modo de almohadilla para proteger la cabeza.

Es fundamental conservar la calma y permanecer con el enfermo hasta su recuperación de la crisis sin intentar sujetarle aunque convulsione para no ocasionarle fracturas o luxaciones.

Tratamiento

El tratamiento de la epilepsia es principalmente farmacológico. En más de la mitad de los enfermos el tratamiento farmacológico es eficaz al primer intento, un 20% de los pacientes necesitan ajustes o combinar varios fármacos pero aproximadamente otro 20% de casos son incontrolables con los fármacos actuales y puede ser necesario recurrir a la cirugía, aunque ésta no está recomendada en todos los casos.

Los fármacos antiepilépticos (FAEs) tienen como objetivo el control total de las crisis inhibiendo la excitación las neuronas y son eficaces si se prescriben correctamente. Los FAEs se deben introducir de forma lenta y progresiva y es importante el cumplimiento estricto del tratamiento, siendo muy grave el abandono brusco del mismo. Si fuese necesario un cambio de tratamiento, éste se realizará de forma gradual: se introduce otro y se retira el primero de forma progresiva.